Casas de vivir o casas de exhibir es sólo un ejemplo. ¿Tu casa eres tú?, ¿Son las revistas de decoración?, ¿Es un medio para ganar amigos?, ¿Tu refugio y el de tu familia?, ¿Algo que has heredado?, ¿El premio a tu esfuerzo?, ¿La ilusión de tu vida?, ¿Un escondite?, ¿Una obra de arte?…¿Un regalo para el alma?
La respuesta puede ser tan variada como los tipos de personas que las habitan y la forma de conexión de cada uno con su entorno. No dependes de los espacios en los que vives para ser felíz pero éstos hablan de tí y se comunican contigo. Cada uno es su propio hogar y éste una proyección de uno mismo.
Después de muchos años trabajando como interiorista mi labor, lejos de crear maravillas -que también- o imponer tal o cual estilo -jamás impongo nada-, se ha convertido en una búsqueda de las verdaderas necesidades estéticas y prácticas de mis clientes para con las casas en las que quieren vivir.
Poder traducir en proyectos los pensamientos que no encuentran una forma de ser verbalizados es sólo el primer paso en el tránsito por vivencias y emociones personales. Todos los caminos para entender una casa son acertados al igual que todas las maneras de ser son respetables, cada uno intuye cómo quiere sentirse a gusto aunque a priori sea incapaz de darle forma.
Orientar a las personas hacia un autodescubrimento que pueda proyectarse en su habitat es la mejor manera de comenzar. Todo el mundo acomete con gran ilusión la planificación de un nuevo espacio para disfrutar su vida, todo el mundo desea sentir que es acertado su camino y espera poder decir…… “En casa se está mejor que en ningún otro sitio». Pero ¿prestas la atención suficiente a ver cómo vives?, ¿Te has planteado alguna vez qué es tu casa para tí? ¿Sabes acaso si te beneficiará lo que tienes en mente desarrollar?, ¿ Tienes idea de la cantidad de detalles que alteran tu estado de ánimo en tu propia casa de forma incosnciente?. Por lo general estamos inmersos en miles de cosas aparentemente más importantes y para variar navegamos en la superfice de las referencias cercanas. Tomamos las casas de otros con los gustos y las inquietudes de otros con los presupuestos de otros y los espacios de otros como si nos fuesen a encajar del mismo modo ( como meternos el zapatito de cristal de Cenicienta sin percatarnos
de que a nosotros nos van mucho mejor unas deportivas).
Pararse a pensar y descubrir cómo transitamos nuestros días es básico para crearnos un entorno a medida. Es cierto que puedes tener mucha información de diseño, mucha técnica distribuyendo espacios, mucho dinero, o mucho de todo pero la sensación de paz y de bienestar no es cuestión de mucho de nada sino que, al igual que en una orquesta, se trata de articular los elementos de manera que encajen no sólo entre sí y con el espacio, sino también contigo mismo. Sólo entonces será tu refugio particular, porque estás cómodo allí y porque aunque no esté a la moda, no tenga 400m2, no luzca mobiliario de diseño, no estén bien ordenados los libros o el cabecero de tu cama sea una herencia de tu abuela, es donde tú te encuentras con tu esencia y descubres que has acertado.