¿De qué color eres? ¿Sabes ver el color ?
El color no se ve, lo sientes cuando miras bien.
Ver el color nítido hasta del pensamiento no es una intención, una búsqueda o una práctica extraordinaria, para mí es una atracción o un rechazo, un juego, un deseo de percibir matices secretos. Determinar equilibrios cromáticos no es sólo optar por una gama de tonos y aplicarlos, es necesario buscar la proporción adecuada y atender a la luz que proyecta, acompañar las formas, eludir lo establecido , disuadir defectos, ensalzar objetos, ampliar espacios, relajar la mente y el cuerpo, sentir su impacto, potenciar el tacto, cambiar la emoción de forma adecuada, en definitiva… LLEGAR A LA ALQUIMIA ESTÉTICA.
Los amantes del color necesitamos el flujo de la vibración tonal alrededor. Comprender el color es comprobar que la ONDA MÁGICA en la que se mueve da vida. Hasta que no llega el tono exacto las cosas y las personas vibran a medias. Hacer tangible un olor, apetecible un sabor , acompañar al amor o definir un rostro son algunos de los miles de efectos de la armonía tonal.
No se puede enseñar la percepción de matices, no siempre el color es lo que dicen los ojos y hay tantos ojos… La percepción sútil no toca a todos por igual ser consciente de que sentimos algo especial frente a un color y no a otro forma parte de saber quiénes somos, nos da las pistas adecuadas para comprender nuestra relación estética con el mundo.
Las personas enérgicas suelen sentirse fuertemente atraidas por las altas vibraciones de los colores cálidos. Las personas tranquilas son de tendencias azuladas y tonalidades suaves, los creativos varían de color según la emoción que sienten en ese momento, quienes no tienen capacidad estética literalmente no se paran a ver colores, simplemente es algo que les pasa desapercibido. Somos como somos, unos nos conocemos mejor que otros y si ponemos en marcha un autodescubrimiento estético podemos encontrar nuevas formas de mirar alrededor, traducir ensensaciones lo que llama nuestra atención , el entorno cambia y se manifiestan nuestras preferencias cromáticas innatas.
La próxima vez que salgas a la calle fíjate bien cómo te hablan los colores, con qué exactitud los reparte la naturaleza, no hay error posible, la atmósfera los envuelve, la luz los transforma, el viento al moverlos hace que llamen tu atención, y ahí estás recibiendo datos precisos y preciosos de la vida que tienes tan cerca.